MIGUEL PÉREZ: “Es el deporte del futuro”
Miguel Pérez nació en Concordia, Entre Ríos, el 19 de abril de 1961. Es profesor de Educación Física de 29 años de antigüedad y su principal logro personal fue traer al país una práctica nueva para nosotros pero conocida en otros países: el tchoukball. Por supuesto, Miguel es entrenador en este deporte hace 15 años y además, docente de nivel medio de una escuela técnica y de una normal superior.
Este ambicioso profesor trajo el tchoukball a la Argentina ni bien entrado el siglo XXI. De allí en adelante, fue fundamental su aporte para lograr la práctica del deporte, teniendo que superar distintos obstáculos. Gracias a su entusiasmo, consiguió que nuestro país organice el primer sudamericano masculino y femenino.
En Argentina, el deporte está organizado por la ATBA (Asociación de Tchoukball Argentino), la cual desde septiembre de 2013 es miembro afiliado de la FITB y su sede está en Concordia. Pérez integró la Asociación, y fue presidente durante un tiempo. Su esposa, Silvia Ghiorzo, es la actual presidente de la ATBA. Miguel Pérez nos cuenta más sobre el tchoukball en la Argentina.
Miguel, ¿Cómo conociste el deporte?
—Lo conocí a través de un congreso realizado en Foz de Iguazú, donde fui por otros deportes, pero conocí éste y me interesó mucho.
¿Cómo se te ocurrió comenzar a difundirlo?
—-A mitad del año 2000, recibí un folleto de invitación de la FIEP (Federación Internacional de Educación Física) para asistir a un congreso de educación física en una escuela de Córdoba. Entonces, con tiempo, busqué información sobre el tchoukball y su reglamento en portugués y por suerte conozco el idioma. Asique marché a Córdoba a realizar mi primera experiencia.
¿Qué mecanismos usaste para exponerlo y qué notaste al ver la práctica?
—Colgué los tableros de básquet de madera contra la pared en forma inclinada. Marqué el área con tiza y, con una pelota de vóley, mis alumnos jugaron y les encantó debido a que el alto no le sacaba “ventajas” al petiso. En ese momento andaba con la selección de vóley de las escuelas y me daba cuenta que a la hora de quedarme con un jugador era muy selectivo y varios chicos quedaban afuera. En cambio, en este deporte juegan TODOS, sin tener habilidades previas. Y sobre todo, cero violencia, no hay contacto físico entre los jugadores. Es muy dinámico, divertido, intenso, táctico y para todas las edades.
¿Lograste rápida aceptación del deporte o te costó mucho?
—Lamentablemente costó bastante, porque todos estamos “preparados” para otros deportes tradicionales y éramos cuestionados por otros colegas, que tildaban al tchoukball de juego en vez de deporte. Pero seguí luchando y dicté un curso de capacitación en mi ciudad, Concordia, donde ocurrieron casi 100 personas entre alumnos y profesores y dieron cuenta del alto valor educativo que tiene el tchoukball.
¿Cómo organizaron la primera competencia? y cuántas ha habido en el continente?
— Me contacté con Julio Calegari, difusor del tchoukball en el mundo y en el año 2006 se realizó en Concordia el primer sudamericano. Ese fue el único torneo con formato de 5 jugadores por equipo y con selecciones locales.
¿Cómo se organizan para participar como selección en un torneo internacional?
— La organización es así: seleccionamos a la gente que juega este deporte -amén de que hicimos capacitaciones en todo Entre Ríos y el tchoukball se practica fuertemente en Concordia y en algunas ciudades de la provincia- donde invitamos a que se sumen a los entrenamientos previos. Como es un deporte amateur, sin fines de lucro y no recibe aportes del Estado, trabajamos todo el año para conseguir los fondos necesarios para los torneos, excepto los pequeños aportes que recibimos por parte del municipio y de la gobernación provincial.
¿A qué apuntan en la difusión del tchoukball?
— Más allá de las posiciones, que son importantes, apuntamos a la frase del creador, el doctor Hermann Brandt: “el mundo no necesita una fábrica de campeones, sino una sociedad más armónica”. Creemos que este deporte debe ser Olímpico y llevado a las escuelas. El es el deporte del futuro.
PH: Miguel Pérez
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